sábado, 18 de septiembre de 2010

Masticadora de medias

Tarde de domingo. Día de sol y descanso. La casa está en movimiento ya que he decidido ponerla en orden.

En su cucha se encuentra el canino revoltoso y saltarín. Observa todos mis movimientos y me sigue de acá para allá. No es normal para ella ver tanto movimiento, se la nota inquieta y contenta.

Agarro el plumero, corro cajas y valijas que quedaron aun sin deshacer de mi época de viajes de azafata express. Suena el teléfono, es mamá para variar.

Pongo el speaker mientras sigo con mis tareas, pero si bien tenemos cinco sentidos, todos nos me funcionan simultáneamente o debe haber algún cortocircuito. Eso de la multitarea últimamente está fallando, será el cansancio o será desconcentración, cuestión que está sufriendo alteraciones.

De repente, canino sale corriendo a todo vapor. Yo con speaker, plumero y bolsa corriendo alrededor de la mesa al lanudo de cuatro patas que se empecina en desafiarme.

Se para frente a mí con un par de medias en su boca, sonriendo provocativamente

Largo el plumero y apoyo el teléfono. Mama sigue hablando.

Canino más desafiante me invita a tironear del objeto. Logro el empate, recupero una media. Vamos uno a uno. Objetivo número dos, recuperar la otra. No hay caso, canino sigue corriendo y la pierdo de vista. No me preocupo mucho ya que son juegos habituales.

Tomo el teléfono y la transporto a mama a la alacena . Sigo buscando la media. Grito el nombre del can que sale de su guarida, relamiéndose.

La masticadora de medias se dio un panzazo y cual postrecito Sandy después de la cena, se la nota feliz con su nuevo plato gourmet.

Ante mi asombro y duda pienso, si es posible que haya sucedido lo que creía que había sucedido. Vuelvo a la alacena para interrumpir el monologo de mama y le pregunto:

- Má, ¿es posible que se haya comido una media?

- ¿Vos estás loca? – me dice.

- Creo que se comió una media, no la encuentro.

Mi madre cree que he enloquecido y me recomienda vacaciones. Termina nuestra charla y yo sigo buscando desesperadamente la media.

Canino me observa ya no tan sonriente. Días después, decide retornarla parece que ya no tenía tanto frío…

Moraleja: Se tu mismo, no importa lo que digan. Be yourself no matter what they say.

Yanina Marquevich

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