sábado, 8 de enero de 2011

Tiempo

Ideas, confusiones, pensamientos, imágenes. ¿Cómo describir en palabras la diversidad de cosas que suceden en la mente?.
El tiempo es un letargo; aprovecharlo sin desperdicio: el desafío. Sale el sol, sale la luna, un día más, un día menos.
El agobio y la insatisfacción no pueden ganar la pulseada. Tampoco la salida es llenarlo con cosas efímeras. Llenar páginas con colores brillantes es una alternativa poco efectiva.
Productividad, eficiencia. ¿Cómo deshacerme de esas palabras que me acompañan desde siempre? ¿Cómo liberarse de ese quiste arraigado que me hizo perder noción de quien soy y que deseo realmente?.
La búsqueda de respuestas se vuelve un laberinto. No todo debe tener un porque o un para qué; dicen algunos…
Quisiera simplemente percibir el vaivén de las cosas y dejarme llevar por ellas, más liviana.
También flotar como una hoja que levanta vuelo en una tormenta de verano. Oler ese aroma a tierra húmeda y flores son las cosas que me recuerdan que estoy viva. Me conectan con algo más profundo, me inspiran.
A la hora de la siesta, el mundo se detiene. Todo se apacigua, menos mi mente.
¿Cómo disfrutar sin pensar tanto? ¿Cómo llenar ese espacio vacío entre el silencio y las horas que pasan sin sentido? ¿Cómo despertar con la misma alegría genuina, esa que tenía cuando era chica y amanecía con un beso y un Nesquick cada mañana?.
¿Cómo volver a sonreír con tantas ausencias presentes?...
Yanina Marquevich

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